jueves, 9 de mayo de 2019

Sexta Palabra: Todo está cumplido



Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu. 
Juan 19:30.


Esta palabra de Jesús, la sexta, a oídos de los Judíos presentes en la crucifixión parecía una palabra de rendición, de aquel que no pudiendo resistir ya más la agonía de la Cruz está a punto de entregar su espíritu, y la suerte de su movimiento de Amor y Perdón al olvido que conlleva la muerte de su creador y líder.

Pero más que una palabra de desaliento es una palabra de SATISFACCIÓN, es una oración que expresa el DEBER CUMPLIDO. Cristo le dice a su Padre que todo lo que lo envió a realizar ya lo ha terminado con creces y sin desviarse de su MISIÓN. Todo el Plan de Salvación que Dios le había entregado en sus manos antes de la encarnación en el vientre purísimo de la Santísima Virgen María, lo ha EJECUTADO según lo planeado por el Padre Celestial en los orígenes de la Fundación del Mundo.

Jesús nos muestra que ha sido un gran líder y un gran ejecutor, y aunque estuvo sometido a muchas tentaciones (Las del desierto y las muchas veces que fue tentado a juzgar a la gente), malos consejos (Como el de Pedro cuando el mismo Jesús le llama “Aparte de mí Satanás”), persecuciones, traiciones y desilusiones, no se desvió de la misión que su padre le había encomendado. Pues él sabía que en sus decisiones y en su voluntad estaba el destino de la Humanidad entera. Por lo que en el huerto de Getsemaní se jugó la última partida en la batalla por la suerte de los hijos de Adán.

El Plan de Salvación, incubado en los descendientes de Set y así, por los hijos de Abraham, Isaac y Jacob (El cual toma el nombre de Israel), llega a su punto más crucial al cumplirse las palabras del Patriarca cuando dijo: “Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mio”. 

La sexta palabra es la palabra de la Victoria sobre el Demonio, pues Satanás ni con toda su sabiduría corrompida pudo descifrar realmente los designios de Dios y aceleró su propia derrota al creer que al acabar con el Hijo de Dios obtendría el poder absoluto sobre los hombres.

Por lo que el sacrificio de la Cruz es el pago costoso por la transgresión cometida por Adán y su esposa Eva en el paraíso. Se pagó una vida perfecta por la salvación de las almas imperfectas. Dios Padre ha ganado y solo resta la Resurrección del Señor para terminar de vencer ahora a la muerte, pues en la Cruz ya han sido vencidos el Pecado y Satanás...

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