viernes, 10 de mayo de 2019

La Moral Relativa, el Fruto Prohibido.




Genesis 3:5
“5 Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios...”

Cómo todas las cosas de Lucifer, o mejor conocido como Satanás, la mentira la camufla con piscas de verdad para confundir a sus víctimas, y Eva, en representación del género humano, no fue la excepción.

Parte de lo dicho por Satanás en su disfraz de “serpiente” es cierto y parte no. La parte falsa es que la humanidad, al cometer el pecado no va a “Saber que es lo bueno y lo malo” porque ya lo sabían desde el principio de haber sido creados. Todo lo creado era bueno, TODO. Solo una cosa era mala y Dios se los había dicho ya: Desobedecerlo, ir más allá de lo que Él les había heredado. Tratar de sobrepasar el límite que el Creador les había puesto, pues el día que lo traspasaran morirían...

La parte verdadera es la de “...Entonces serán como Dios” y es que cuando el hombre juzga las cosas y dictamina que es lo bueno y lo malo según su parecer es donde toma el lugar de Dios. Es el momento en que deja de ser la criatura para “USURPAR” el puesto del Creador. ¿Y eso no es lo mismo que SATANÁS ha querido hacer desde que cayó en el Cielo?

La Moral Relativa es el pecado original porque le da el poder “Usurpado” al hombre de juzgar que es lo bueno para él y que es lo malo según su propio parecer y condición moral. A Eva le pareció “Apetecible el Fruto” primer juzgamiento, pues para ella le pareció “Bueno” cuando Dios claramente había definido que era “Lo único malo que había en el Paraíso”, pues generaba La Muerte, ¿Y no es acaso la muerte la peor de las tragedias humanas?

Luego al ofrecérselo a su “Esposo” Adán, juntos definieron que era “Malo” estar desnudos (Segundo juzgamiento) a pesar de que Dios mismo, fuente de la pureza y la santidad los había creado desnudos y desnudos se presentaban ante Él. Si Dios mismo había considerado la desnudez “Buena”, ¿Por qué Adán y su esposa Eva pensaban lo contrario? Pues ya habían probado de la moral relativa, aquella que el hombre tomó para sí y que ha generado la más grande de las tragedias humanas: La Muerte. Pues yo al juzgar las cosas y definirlas según mí propio criterio diciendo que es bueno para mí y que no, estoy tomando el lugar de Dios.

Hoy en día vemos como cosas que Dios siempre ha considerado abominables y las define en su Palabra como MALAS, el ser humano se ha encargado de NORMALIZARLAS, etiquetando a los pocos que las aborrecen (Estos son cada vez una minoría) como retrógrados, XYZfóbicos o cualquier otro tipo de epítetos.

La moral es una sola, lo malo es malo y lo bueno es bueno y todo está definido no solo en la Palabra de Dios sino también en los resultados que generan. Muchas cosas MALAS normalizadas como BUENAS solo producen “FRUTOS DE SUFRIMIENTO”: Dolor, Abusos, Angustia, Soledad, Desidia, Suicidio y Muerte.

Por lo que debemos oír y obedecer a Dios, el único que tiene el poder de Juzgar correctamente las cosas y respetemos sus dominios. Hoy en día la Moral, la Dignidad, el Honor se compran con el dinero y el poder y se corrompen con facilidad, como siempre ha sido desde que Eva tomó la decisión (Libre Albedrío) de probar de la MORAL RELATIVA, el Fruto Prohibido del Paraíso...

jueves, 9 de mayo de 2019

Sexta Palabra: Todo está cumplido



Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu. 
Juan 19:30.


Esta palabra de Jesús, la sexta, a oídos de los Judíos presentes en la crucifixión parecía una palabra de rendición, de aquel que no pudiendo resistir ya más la agonía de la Cruz está a punto de entregar su espíritu, y la suerte de su movimiento de Amor y Perdón al olvido que conlleva la muerte de su creador y líder.

Pero más que una palabra de desaliento es una palabra de SATISFACCIÓN, es una oración que expresa el DEBER CUMPLIDO. Cristo le dice a su Padre que todo lo que lo envió a realizar ya lo ha terminado con creces y sin desviarse de su MISIÓN. Todo el Plan de Salvación que Dios le había entregado en sus manos antes de la encarnación en el vientre purísimo de la Santísima Virgen María, lo ha EJECUTADO según lo planeado por el Padre Celestial en los orígenes de la Fundación del Mundo.

Jesús nos muestra que ha sido un gran líder y un gran ejecutor, y aunque estuvo sometido a muchas tentaciones (Las del desierto y las muchas veces que fue tentado a juzgar a la gente), malos consejos (Como el de Pedro cuando el mismo Jesús le llama “Aparte de mí Satanás”), persecuciones, traiciones y desilusiones, no se desvió de la misión que su padre le había encomendado. Pues él sabía que en sus decisiones y en su voluntad estaba el destino de la Humanidad entera. Por lo que en el huerto de Getsemaní se jugó la última partida en la batalla por la suerte de los hijos de Adán.

El Plan de Salvación, incubado en los descendientes de Set y así, por los hijos de Abraham, Isaac y Jacob (El cual toma el nombre de Israel), llega a su punto más crucial al cumplirse las palabras del Patriarca cuando dijo: “Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mio”. 

La sexta palabra es la palabra de la Victoria sobre el Demonio, pues Satanás ni con toda su sabiduría corrompida pudo descifrar realmente los designios de Dios y aceleró su propia derrota al creer que al acabar con el Hijo de Dios obtendría el poder absoluto sobre los hombres.

Por lo que el sacrificio de la Cruz es el pago costoso por la transgresión cometida por Adán y su esposa Eva en el paraíso. Se pagó una vida perfecta por la salvación de las almas imperfectas. Dios Padre ha ganado y solo resta la Resurrección del Señor para terminar de vencer ahora a la muerte, pues en la Cruz ya han sido vencidos el Pecado y Satanás...

miércoles, 8 de mayo de 2019

Tercera Palabra: ¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! ¡Hijo, ahí tienes a tu madre!




La tercera palabra del Señor resume en dos frases el plan de salvación que culminaba en la Cruz del Calvario. En medio de la escena de dolor y desesperación, en frente de Cristo, se encuentran dos personajes muy importantes en el drama de la pasión: La Santísima Virgen María y el discípulo amado, el apóstol Juan. Y es que en ellos se encuentra representada la humanidad y la Iglesia. Jesús no llama a María “Madre” sino “Mujer” haciendo alusión a la promesa hecha por Dios en el Paraíso de que por medio de la Mujer vendría la redención de la humanidad y que ella engendraría a la Simiente que vencería de una vez y por todas al Diablo y le quitaría el poder que había ejercido desde entonces sobre los hijos de Adán.

Y es que María de Nazaret es la mujer prometida que engendra en su ser al Cristo Redentor. Ella, la de la “Inmaculada Concepción” fue preservada del pecado original por los méritos de Cristo, pues siendo Él “El Santo de los Santos” no podía encarnarse en nada que tuviera contacto con el pecado. María es concebida sin mancha pues es la primera redimida por Cristo. Llena de gracia como ningún otro ser, engendra en su interior a La Palabra de Dios, el Verbo Encarnado. Convirtiéndose así en el arca de la nueva alianza.

Junto a San José llevan una vida piadosa y guardan en su corazón el cumplimiento del plan de salvación que había sido revelado al pueblo de Israel. José no ve a María como cualquier hombre mira a su esposa, pues su conocimiento de las escrituras lo capacitaban para saber que estaba enfrente de la “Virgen” profetizada por el profeta Isaías. Sabe que su esposa es la madre del Mesías prometido, la madre del Hijo del Dios Yahvé, por lo que él está al cuidado de la Theotokos o la “Madre de Dios”. Su amor es diferente, es superior e incapaz de ser comprendido por los hombres del Siglo XX y XXI acostumbrados a la pornografía, los prostíbulos y toda la sexualización de la vida cotidiana. José jamás tocó ni miró a María con ojos sexuales.

María es la única mujer que concibe sin dolor, sin el pago del castigo del pecado original. El nacimiento de Jesús no hace estragos en el cuerpo de María por lo que su virginidad no es puesta en peligro para que durante toda su vida siga siendo la “Virgen” antes, durante y después de haber concebir a Cristo haciéndola la "Aeiparthenos". Por lo que su “Virginidad Perpetua” se mantiene intacta y vigente hasta el día de hoy.

María, por ser la criatura más avanzada nacida de mujer, comprende todo el plan de Salvación y va guardando los acontecimientos en su corazón. Y aunque hay cosas que al principio no entiende de Jesús, con el tiempo logra asimilarlo. Es su primera discípula, el apoyo en la privacidad de su hijo. Jesús al iniciar su ministerio la empieza a señalar como “Mujer” en clara alusión a la sustituta que Dios ha designado para EVA “La madre de todos los pecadores”. Mientras que María tendrá que ser “La Madre de todos los redimidos”. Es allí donde estas palabras dichas en la Cruz por el Señor toman sentido. Cristo no quiere dejar nada al azar y le entrega la responsabilidad a su Madre, La Mujer o Nueva EVA, del cuidado de la Iglesia representada en el apóstol Juan, quien es el único de los discípulos que no abandona al Señor, que está al pie de la cruz y sufre junto con María la pasión de su Señor. 

Juan es el único que hace lo correcto pues en vez de irse a esconder va a buscar a María y está junto a ella en todo el proceso de Pasión del Señor. Él también sufre indescriptiblemente pues ve el sufrimiento y la humillación del hombre que más amó en su vida, pero en medio del dolor recibe consuelo de la fortaleza inmensa de la Virgen María, la cual sufre en silencio la estocada de la espada que atraviesa su corazón tal y como se lo había profetizado el anciano Simeón.

María siendo viuda y sin hijos quedaría desprotegida y en la mendicidad si no tiene un hombre judío que se haga cargo de ella en la sociedad de la Palestina del Siglo I. Juan la reciben en su casa y la protege, no sin antes entender que quien realmente está recibiendo protección es él y posteriormente la Iglesia cristiana que nacerá en Pentecostés. Al final de sus días María es Asunta a los Cielos después de ser adormecida como premio a todas sus VIRTUDES, pero sobre todo por el Amor que desde su concepción le dio a LA TRINIDAD. Ella es llevada a la gloria de Dios como lo fueron Enoc, Elías y Moisés. Si ellos, hombres que nacieron con el pecado original fueron llevados a la gloria de Dios ¿Cuánto más no se merecía tan gran honor la MADRE DEL REDENTOR?

Juan terminaría sus días tranquilo y después de dejar una herencia evangélica sin precedentes, es el último de los apóstoles y el único que no sufrió martirio alguno, pues él lo padeció a los pies de la Cruz junto a la madre de JESÚS.

Reflexión.
Pues de todo esto debemos sacar una conclusión para nuestro tiempo y es que, como el Apóstol Juan, debemos mantenernos unidos a la Santísima Virgen María, para soportar los ataques lanzados contra nuestra fe y nuestra Iglesia. Vivimos en una época donde el mal es premiado y promovido por una sociedad cada vez más vacía espiritualmente y libertina. Nuestro compromiso es llevar a cabo nuestra Misión de Evangelizar al mundo, con argumentos sólidos y basados en el estudio y la reflexión libre de fanatismos, pero sobre todo con la coherencia de nuestras vidas, que al final es la prueba más válida para que el mundo crea que Cristo está vivo.

La Caridad Cristiana




Estamos hablando de Caridad Cristiana, que es el tema central de la última exhortación apostólica del Papa Francisco Gaudete et Exsultate” (Alegraos y Regocijaros), y es que hay que tener cuidado, puesto que, la caridad debe ser en lo posible SILENCIOSA. ¿Por qué debe saber la mano izquierda lo que hace la mano derecha por sus hermanos? Si un católico se dedica a publicar y a alardear de sus contribuciones a los necesitados, solo obtendrá la alabanza de la gente y muchos no creerán sus intenciones.

Pero aquellos que, en sus condiciones y limitaciones ayudan a sus hermanos, familiares, padres, vecinos, compañeros de trabajo, de estudio o a cualquier persona que en su camino tenga una necesidad, está cumpliendo con el mandamiento del Amor. La caridad no necesita ser sistemática o rutinaria, debe ser espontánea y nacer de la solidaridad, de sentir en el momento la angustia del que sufre, de identificarse con la persona, de “Ponerse en los zapatos” y eso se logra mirando el accionar de Jesús, y a nuestro Señor se le conoce a través del oír su Palabra, a través de estudiarla y de cuestionarse.

Nada hacemos por iniciativa propia, lo realmente santo lo hacemos por la Gracia de Dios que obra en nosotros, por instinto estamos dispuestos al mal, pero la gracia que pedimos en oración o que recibimos en Eucaristía es la que obra en nosotros... Pues sin Gracia no hay Santidad.

Feliz Tarde.