miércoles, 20 de marzo de 2013

Una Amistad Poderosa


Ocurrió una vez en la inmensa y salvaje selva que un feroz, fuerte y despiadado león tenía azotado a los animales más indefensos. Cada semana acostumbraba atacar y comerse a un animal de diferente especie. Había también en el mismo lugar un pequeño ratoncito muy astuto quien le tenía miedo a la idea de encontrarse frente a frente con el temido animal asesino.
Un día en el velorio de una víctima, el ratoncito le preguntó a su amigo el mico:
 –Amigo mico ¿Cómo harías para salvarte en caso de que te encuentres con el león asesino? - Preguntó el roedor intrigado. 
 –Ay, con mi inteligencia le comienzo a tirar piedras y busco un árbol alto para refugiarme y el estará saltando y saltado hasta que se   canse y se vaya. –Le ha contestado el mico.
 –Bueno será confiar en lo alto y fuerte del árbol. - Dijo el ratoncito.

Y aconteció que unos días después el león se topó con el mico y queriendo devorárselo lo cercó llevándolo entre arbustos. El mico tal como le había dicho al ratoncito empezó a lanzarle piedras, que el león esquivó con su agilidad y astucia. El mico se subió al árbol más alto que encontró y pensó estar seguro, pero no contó con la inteligencia y la perversidad del león, que utilizando sus poderosas garras empezó a empujar el árbol hasta que hizo que el mico se cayera justo frente a su hambrienta boca… y zúas.
Dias despues, estando el ratoncito en el velorio del mico le preguntó a su amiga la cebra:
 –Amiga cebra ¿Cómo harías para salvarte en caso de que te encuentres con el león asesino? 
 –Ay, con mi fuerza y velocidad empiezo a correr de un lado a otro, luego cuando esté cansado le lanzo una patada con mis poderosas patas traseras y lo dejo muerto. –Le ha contestado la cebra.
 –Bueno será confiar en tu velocidad y la fuerza de tus patas traseras - Expresó el ratoncito.

Y aconteció que unos días más tarde el león se topó con la cebra y queriendo devorársela la empezó a perseguir. La cebra tal como le había dicho al ratoncito empezó a correr de un lado a otro tratando de escapar del león, pero éste con el hambre que tenía no renunció ni un segundo llevando al cansancio a la desesperada cebra quien en un momento de descuido fue atacada por el cuello por el león, quien con suma facilidad devoró al caballo rayado.

Días despúes, estando el ratoncito en el velorio de la cebra y al ver que todos sus amigos habían sido devorados por el perverso animal se dijo a sí mismo:
 –Todos mis amigos han sido devorados cruelmente por el malvado león, unos tenían inteligencia y se podían subir a grandes árboles, pero fueron devorados. Otros tenían velocidad y fuerza en sus patas y también fueron devorados. Yo soy pequeño, no tengo fuerza y soy insignificante frente al poderoso león. ¿Qué estrategia debo seguir?

Y utilizando su astucia se acordó del Elefante y dijo:
 –Me haré amigo del elefante. Yo sé que no tenemos muy buena relación, es más nunca hemos hablado, pero si tengo como amigo al elefante sé que el día que tenga que enfrentar al león y acudo a mi amigo el elefante por lo menos le meteré miedo al perverso ese. Voy a buscar al elefante.

Y así hizo, buscó al elefante más grande y se presentó ante él, aunque un poco temeroso, pero decidido de entablar una amistad, una alianza que le pudiera ayudar a enfrentar al poderoso león asesino. Al principio el elefante se sintió sorprendido de que una insignificante criatura se le acercara y sobre todo que le pidiera ser su amigo.

Y aconteció que todos los días el ratoncito buscaba al elefante y hablaban bastante, y el ratoncito le contaba todas las historias que le pasaban a él y que oía de los otros animales. Su relación se fortaleció hasta tal punto que el elefante ya consideraba al ratoncito como su amigo, como su hermano.

El elefante le dijo al ratoncito:
 –Amiguito mío, te has metido tanto en mi corazón que te considero un hermano, un hermanito. Si cualquier día tienes problemas no dudes en llamarme, yo te oiré con estas orejas tan grandes que tengo he iré tan rápido que pulverizaré a cualquiera que te amenace, no lo dudes.

Un día, el momento más temido por el ratoncito se presentó, se topó con el terrible león. El gran felino al ver al diminuto roedor creyó que era bueno como aperitivo para empezar su faena de casería. Pero al darse cuenta el ratón de que tenía al frente al asesino de sus amigos y su posible verdugo no dudó en pegar un gran grito

 –Elefante, Elefante, Auxilio, Elefante..

La poderosa bestia, al oír los gritos desesperados de su querido amiguito, alzo sus enormes orejas, lanzó un gran grito con su tropa y empezó su embestida hasta llegar al lugar donde estaba el ratoncito y el león; quien estaba ya listo para saltar sobre su presa. Pero al ver la presencia del imponente ser se detuvo y retrocediendo desertó de sus malévolos deseos.

El elefante le preguntó al ratoncito:
 – ¿qué ocurre amigo mío, te está molestando este señor? 
 – No, el ya se iba solo me estaba saludando, ¿verdad león?
  Si claro cómo no, yo solo pasaba por acá ya me iba tengo cosas que hacer – dijo el león un poco temeroso. 

Puesto que en toda la selva el león al único animal que le guarda respeto es al elefante y no iba a poner en riesgo su vida por un insignificante ratonsuelo. Y así el elefante le recordó al león que no intentara lastimar a su pequeño amigo porque el día que lo intentara se las vería con la furia del imponente elefante. Y así fue, y cada vez que el león intentaba atacar al ratoncito este solo le susurraba: Esta cerca el elefante
mi amigo el poderoso…

Ideada y Escrita por Henry Castro  De la Hoz
El Poder de La Oración.

  1. Perseverante: Lucas 18:1-8.
  2. Guiada por el espíritu santo: 1 Corintios 2:10-13;
  3. Que vaya acorde a la voluntad de Dios: Isaías 55:8-11;

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